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Una vez que los cacharros se han secado, se cuecen por primera vez en el
horno, donde según el tipo de arcilla empleada se obtienen diferentes colores
sobre los que trabajar. La pieza ya es cerámica pero sin brillo, lo que conocemos
como bizcocho.
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El decorado de una pieza es en muchos casos la tarea que más tiempo puede consumir.
La pintura se diluye en agua, por lo que es muy delicado el manejo de la pieza una vez pintada ya
que cualquier roce con los dedos desprenderá la pintura.
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Hasta las piezas más pequeñas son pintadas a mano. Diferentes pinceles (muy finos), un pulso y precisión
a la altura son requisito para realizar estas pequeñas obras.
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Aqui podemos ver las piezas ya pintadas cuidadosamente alojadas en las
tablas, de donde el encargado de los esmaltes de brillo las recogerá con pinzas
una a una para darles la capa final antes de la segunda cocción en el horno.
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